Los casos de traumatismos oculares son típicamente complejos. Una correcta gestión del tratamiento exige una estructuración completa y un planeamiento adecuado. La cantidad de cirugías programadas, las cuestiones que deben abordarse en cada una, y el intervalo entre ellas, debe ponderarse previamente para minimizar el riesgo de complicaciones y maximizar la función visual. Son, generalmente, casos complejos que sólo deben ser abordados por cirujanos vitreorretinianos expertos.
Después del traumatismo pueden ocurrir varios tipos de desprendimiento de retina. El desprendimiento de retina traumático es una complicación grave. El tiempo que sigue entre el traumatismo y el desprendimiento de retina varía desde horas a años y varios factores pueden influenciar este intervalo de tiempo, tales como el tipo de desgarro, su localización, hemorragia del vítreo, el estado del vítreo y la presencia de tracción vitreorretiniana.
La presencia de tracción vitreorretiniana puede causar desprendimiento de retina y debe ser tratada específicamente. Existen dos opciones quirúrgicas para este caso: indentación escleral, que disminuye la tracción, acortando la distancia entre dos puntos de la fuerza de tracción. En los casos de traumatismos, los vectores de tracción vitreorretiniana suelen ser multidireccionales y, por lo tanto, la indentación debe ser favorable; la vitrectomia via pars plana (VPP) que resuelve la tracción en su origen, el vítreo. Resuelve la tracción dinámica y fija al mismo tiempo y también permite el abordaje de otras patologías existentes. La PPV debe ser lo más completa posible.
El desprendimiento traccional de la retina es causado por la tracción vítrea, cuando no hay ninguno desgarro de la retina, y, por lo general, su progresión es insidiosa. El procedimiento quirúrgico de elección es la VPP, porque permite la eliminación de la tracción en su origen, resuelve la tracción dinámica y fija, anterior (periférica), posterior e subretiniana.