La neuropatía óptica tóxica es una lesión del nervio óptico provocado por la exposición a fármacos sistémicos o toxinas del medio ambiente. El cuadro clínico es caracterizado por pérdida de visión, bilateral, progresiva, insidiosa y indolora.
En inicio hay escasez de signos clínicos. Puede haber una ligera depresión de la sensibilidad de la retina central, que progresa hacia pérdida de visión difusa con disminución de la agudeza visual, discromatopsia y escotoma central o cecocentral. Si el agente toxico no se identifica o no es suspendido puede conducir a la atrofia óptica.
Los fármacos tóxicos más frecuentemente implicados son: etambutol, cloramfenicol, penicilamina, cisplatino y vincristina. Las toxinas del medio incluyen: metanol, etinoglicol y metales pesados.
El síndrome más frecuente con lesiones tóxicas del nervio óptico es la ambliopía causada por la asociación tabaco-alcohol. Es postulado que pequeñas cuantidades de cianuro que están contenidas en el humo de tabaco son responsables por lesiones en las fibras nerviosas. El abuso de alcohol es asociado con neuropatía óptica debido a la desnutrición asociada a ella. En estos pacientes la suspensión de las toxinas, multivitaminas orales y inyecciones intramusculares de hidroxicobalamina en las fases iniciales de la enfermedad pueden detener la progresión, y eventualmente revertir la pérdida de visión.
Aparte de la investigación de los hábitos toxicológicos, se debe hacer una historia nutricional completa y corregir las deficiencias nutricionales.