La retinopatía hipertensiva es caracterizada por un cambio de la vascularización de la retina causada por una hipertensión arterial grave. La presión arterial elevada causa una constricción focal y también generalizada de las arteriolas de la retina originada por la autorregulación.
La elevación crónica de la presión arterial y las alteraciones degenerativas de la pared arteriolar, se manifiestan a la oftalmoscopia por: atenuación de las arteriolas retinianas, alteraciones del reflejo arteriolar y de los cruces arteriovenosos. El aumento de la permeabilidad vascular puede causar depósitos de lípidos (exudados duros) y hemorragias en llama de vela. Las alteraciones hemodinámicas en la hipertensión arterial pueden causar oclusión vascular, isquemia focal e infartos en la capa de fibras nerviosas (exudados algodonosos).
Una elevación marcada y aguda de la presión arterial puede originar una coroidopatía hipertensiva. Pueden ocurrir áreas de infarto que tienen una configuración hiperpigmentada con un halo de hiperpigmentación – manchas de Elschnig. Los infartos de coroides muchas veces aparecen con una configuración hiperpigmentada a lo largo de un determinado meridiano – estrías de Siegrist.
La hipertensión maligna es asociada a edema y hemorragias retinianas peripapilares.